domingo, 12 de septiembre de 2010

Comunicación, autoestima y democracia

Por: José Luis Tapia Sandoval

En una reflexión sobre la posibilidad de enfrentar nuestras fallas de comunicación, visualizar las consecuencias personales y sociales que generan, y entender cuáles pudieran ser las herramientas para cambiarlas, es inevitable preguntarse sobre los vínculos entre estos factores y nuestras posibilidades de convivencia en el mundo, o para decirlo de otra forma, las posibilidades de la democracia.
En un primer punto, pareciera existir una relación evidente entre las variables de la comunicación y la democracia. En condiciones ideales de comunicación, la práctica de la empatía, la asertividad y la escucha activa son prácticas que facilitan el diálogo, relación de comunicación por excelencia, y en esa medida, el reconocimiento de la diferencia, de la alteridad, del Otro. Dicha práctica se hace aún más urgente cuando caemos en cuenta del contexto heterogéneo y multicultural de muchas de nuestras sociedades: La conciencia de esta situación -las manifestaciones de diversidad interna en las sociedades desarrolladas-, supone el reconocimiento de una fuente de conflictividad, ante el inevitable enfrentamiento entre las respectivas pretensiones de verdad que imposibilitaría la convivencia y el acuerdo político (Thiebaut). Por lo tanto, valorar nuevas formas de comunicarnos con el Otro es visualizar nuevas formas de ejercicio ciudadano, con capacidad para mirar tus propias convicciones con distancia crítica y darle espacio a otras visiones del mundo. Como decía Carlos Thiebaut, en el diálogo se establecerían las posibilidades de emergencia de un poscreyente, un individuo capaz de situarse en un lugar tal que le permitiría examinar aquellos principios que rigen su concepto de verdad, descartando su carácter absoluto e irreflexivo, al mismo tiempo que consideraría los criterios de validez de otras particularidades culturales, concientizando la falibilidad de la propia creencia y reformulando el interés crítico.



Como segundo aspecto, ¿pudiera existir algún tipo de relación entre autoestima y democracia? Veamos. A riesgo de descuidar otros aspectos importantes en las consideraciones sobre las democracias contemporáneas, considero que podría existir una relación precisa entre autoestima y democracia. Entiendo que una persona con autoestima es una persona que busca constantemente desarrollar sus energías y sus capacidades para la liberación, para vivir la vida a plenitud. ¿No sería natural que este ser humano pueda desarrollar sensibilidad hacia aquellas situaciones o personas que de alguna manera no pueden acceder a los mismos privilegios, hacia problemas terrenales de exclusión, pobreza, maltrato, discriminación, ya que son problemas que sofocan o sencillamente anulan el crecimiento de hombres y mujeres? Por lo tanto, seres humanos con autoestima son seres afectados por la injusticia en cualquiera de sus formas y posiblemente comprometidos con la búsqueda de soluciones en sus respectivos radios de acción. En este caso, estaríamos hablando de la posibilidad de un ejercicio distinto de la ciudadanía. Sin embargo, la relación entre autoestima y democracia no es unidireccional, es bidireccional. Un sistema democrático, donde se garanticen los espacios de intervención de aquellos sectores más desposeídos, es un sistema que puede hacerle un gran favor a la autoestima. Por ejemplo, la sensación de un miembro de un consejo comunal, que gracias a su esfuerzo, su perseverancia y su constancia, ha logrado la aprobación de un proyecto para la construcción de una escuela en su comunidad, o de un ambulatorio, es una sensación gratificante, altamente satisfactoria, que le otorga sentido a su vida. Reconocerse como parte de la historia de su comunidad, como palanca de cambio en el destino propio y de otras personas, ofrece las condiciones para el florecimiento de las energías internas. En tal sentido, la existencia de instituciones democráticas que canalicen las necesidades legítimas de de la población también pudiera ser un contexto propicio para potenciar la autoestima como “fuerza fundamental para mi desarrollo como persona” (Barroso).




BIBLIOGRAFÍA

• BARROSO, Manuel: Autoestima: ecología o catástrofe. Editorial Galac. Caracas, 1998.
• PASQUALI, Antonio: Comprender la comunicación. Monte Ávila Editores. Caracas, 1990.
• SATIR, Virginia: En contacto íntimo. Cómo relacionarse con uno mismo y con los demás. Editorial Concepto. México, 1990.
• ---------------------: Nuevas relaciones en el núcleo familiar. Editorial Pax México. México, 2002.
• THIEBAUT, Carlos: Vindicación del ciudadano. Un sujeto reflexivo en una sociedad compleja. Paidós. Barcelona, 1998.

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